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martes, 18 de enero de 2011

El colmo de tener dos pies derechos.

   Cuando alguien es un poco torpe, tendemos a decir que tiene dos pies izquierdos. ¿Pero será del todo cierto? Yo creo que la torpeza también puede tener dos pies diestros... Y es que en cuánto al calzado femenino se refiere, la cosa puede tener mucha tela.
   ¿Ves estas maravillosas botas? Preciosas ¿verdad? Pues aunque se me sigan iluminando los ojos cada vez que las miro, no me queda otro remedio que contaros su verdadera historia.
   

    Todo comenzó el año pasado, un poco antes de que comenzara el frío invierno. Pues qué os voy a contar... La historia de cómo llegué a tener estas  botas es muy simple. Las vi, me enamoré y me las compré. Las encontré en Ebay y no pude resistirme, estaban muy bien de precio y aquí no había visto nada parecido. La única pega era que las botas venían desde China; pero bueno al fin y al cabo ya me había comprado otras cosas en china y la experiencia había sido buena... Total, que me las compré.
  Las botas llegaron más rápido de lo habitual; así que contentísima, abrí el paquete, cogí mi bota derecha y me la probé. Genial, comodísimas, muy bien terminadas. Eran tal y como estaban en la foto, no había desengaños, ni trampa ni cartón. Así que, como buena ebayer, corrí a darle al chino mis 5 estrellas por un servicio tan maravilloso.
   Como aún no hacía frío guardé mis botitas hasta el día adecuado. Y así, en la espera, pasó más de 1 mes y medio. Pero finalmente llegó el gran día, por fin iba a estrenar mis botas nuevas. Recuerdo que era una tarde de sábado, y aunque sólo iba al super con mi marido, no pude resistirme a ponérmelas. La sorpresa vino cuando calcé mi pie izquierdo. "¡Isussss! que cosa más rara, que incómodo tengo el pie izquierdo". Nada, que me quito la bota y me la vuelvo a poner. Pero nada, que esa sensación rara seguía ahí. "Ya se me pasará, eso es porque son nuevas". En fin, que tras una hora de tortura conseguí llegar a casa y liberar mi malogrado pie izquierdo. Eso sí, no le dije nada a nadie. Me limité a guardar las botas y a pensar en lo sucedido.
   Ya en la mañana del domingo, y bastante intrigada por la situación, me dispuse a examinar mis preciadas botas para ver si descubría cual era el problema. Les metí la mano por dentro, pero todo era correcto. Las analicé minuciosamente, pero la bota era exactamente igual a la otra. ¿Cómo que igual a la otra? Dios, el chino me mandó 2 botas para el pie derecho. ¡No me lo puedo creer! En fin, se puede ser más torpe... Y no lo digo explícitamente por el chino, hablo también por mi. Porque mandar tan lejos dos botas del mismo pie tiene los suyo, pero no darte cuenta de ello hasta 1 mes y medio después, no tiene nombre.
   Pese a todo, aún conservo mis botas. Así que desde aquí hago un llamamiento. Si has pedido unas botas por Ebay, pero en tu caso, eres poseedora de dos pies izquierdos, quiero que sepas que tu bota derecha está a salvo conmigo, que la custodio con todo mi cariño y que me da tanta pena tirarlas, que seguirán ocupando un espacio en mi corazón, perdón quiero decir en mi zapatera...
   Bueno en fin, cosas que pasan, ¿no? Resignación, resignación, que es lo único que me queda. Espero que al menos mi odisea os haya servido de entretenimiento y que veáis que por mucho que uno se esmere, siempre se puede ser más torpe. Un besito muy fuerte y gracias por estos minutitos.
   

6 comentarios:

  1. Jajajajaja ¿enserio?, vaya faena.

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  2. jajajaj menudo fastidio con lo bonitas que son! UN POST MUY DIVERTIDO!!

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  3. jajja me he divertido pero vaya fastidio con lo chulas que son que rabia



    un saludo

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  4. Jajajajajjajaa!! Qué graciosa eres mi niña!! Espero que alguien esté cuidando bien a tu bota. Un besazo

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  5. Jajajaja me lo apunto por si algún dia pido algo! Por eso no me fio de comprar por internet, me da tanto miedo que me pase algo parecido...
    Besos!

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